La presencia de españoles en Victoria tiene mucho que ver con su evolución urbana y social, cuyo origen está dado por los inmigrantes. A los vascos del comienzo le siguieron los genoveses que se afincaron principalmente en el Quinto Cuartel o “Barrio de las Caleras”, donde floreció la industria de la cal. Hacia 1850 llegó una oleada importante de italianos y españoles. Con ellos, las actividades sociales y económicas tuvieron un fuerte impulso y surgieron diversas instituciones.
El 27 de abril de 1862 se funda la Sociedad Española de Socorros Mutuos. Séptima en la República Argentina. Allí se nuclearon los de la primera corriente inmigratoria de Victoria, donde encontraron apoyo para los problemas comunes, dada su condición de extranjeros, pero principalmente se relacionaron para fortalecer las costumbres y tradiciones de su lejana tierra de origen.
El principal impulsor para su fundación fue el farmacéutico don Víctor Cortaberría, español de importante actuación en nuestro pueblo donde se radicó hacia 1860. Fue el primer Presidente de la Sociedad. Su negocio de farmacia estaba ubicado en la calle Cristóbal Colón (hoy Sarmiento) frente a la Plaza. Según detallan María del Carmen Murature de Badaracco y Carlos A. Anadón en su libro “Historia de La Matanza-Victoria”.
El edificio de la sede se inauguró en 1869; en la intersección de calles Italia y España. Precisamente, en 1910; en homenaje al Centenario de la Patria, la Sociedad Española solicitó que la calle que pasa frente a su sede social se llamara España. De ahí el origen del nombre de la calle que anteriormente se denominara República, luego Alem en toda su extensión hasta la división actual a partir de Av. Congreso de 1816).
Del anecdotario popular:
Cuenta Eduardo A. Lorenzo en su libro “Crónicas de mi Pueblo” que “las Romerías de la Sociedad Española -fiesta tradicional de Victoria- daban lugar a importantes bailes, realizándose concursos de jota, con un premio mayor de dos Libras Esterlinas de oro. Estas romerías famosas se iniciaban el 12 de octubre, con una manifestación que se originaba en el edificio de la sociedad. La Banda Municipal iniciaba la marcha, con banderas y el estandarte al frente (hoy se encuentra en el museo Anadón). Al pasar por la Sociedad Sudamericana, se incorporaban los integrantes de esta institución, y a pie llegaban al Prado Español, donde tenía lugar la Misa de la Virgen del Pilar, Patrona de los Españoles y de las Romerías.
Luego se pasaba a la Carpa Oficial, debidamente alfombrada, donde sentados en sillas ubicadas en ruedo, participaban de un ágape del mediodía. Los bailes empezaban cerca de las 14, cuando irrumpía una orquesta de 18 integrantes, venida de Rosario, ataviados con trajes tradicionales, que con sus gaitas y demás instrumentos llenaban de melodías el lugar.
En los concursos de jota siempre se destacaban Doña Manuela Tejedor (madre de los muchachos del circo de los hermanos Tejedor), las señoritas Fe, Esperanza y Caridad Riquelme, Don Lapresa y Oitavén.
Además de la Carpa Oficial, donde asistían los socios e invitados especiales, había muchas otras carpas populares. En ellas, era común que se armaran grandes líos, que dirimía la policía. La autoridad tenía un carro verde, tirado por caballos, estacionado al efecto en el lugar. En él, trasladaban a la Jefatura a algún chusco desairado -y por qué no- también garroteado por su contrincante, o marcado por las uñas de alguna gatita non sancta, que también las había en buen número. Según se cuenta, a veces con su porno belleza eran la causa de las trifulcas de los que se las disputaban en buena ley. Pero quizá en aquellas grescas amorosas se tenían muy en cuenta aquellas palabras de autor anónimo que decían: " No fabriquéis tragedias con triquiñuelas, ni matéis mariposas con escopeta. Tomadlo en broma... "
Las carpas se instalaban por autorización o por concesión en distintos lugares, donde se bailaba el tango, valses y rancheras, etc.
Termino con Fóscolo: Creo que el deseo de saber la historia de los tiempos pasados sea hijo de nuestro amor propio, que quisiera hacerse la ilusión y prolongar la vida, uniéndose a los hombres y a las cosas que ya no existen y haciéndolos propiedad nuestra, se place la imaginación en espaciarse entre los siglos y en poseer otro universo”.