LOS ORÍGENES DEL BARRIO DE LAS CALERAS
Este rincón Victoriense estuvo poblado desde principio del siglo XIX; ya en 1822 existían varios hornos de cal con sus chimeneas en medio de un paisaje semi-rural. Sus pobladores eran familias de origen vasco que operaban hornos caleros explotando los yacimientos de la zona.
Las viviendas se levantaron próximas a uno de ellos, por lo que el conjunto no tuvo la imagen de un núcleo urbano habitual, sino más bien la de un asentamiento semi-rural.
Hacia 1850 comienza a llegar al 5º Cuartel, inmigrantes genoveses, los que le dan a la actividad económica un nuevo impulso, constituyéndose empresas navieras dedicadas al transporte y comercialización de la producción de cal y hasta se llegó a tener el primer banco que existió en Victoria que emitía su propio dinero. El Banco Lanieri, cuyo edificio en estado ruinoso aún existe en el 5º Cuartel, marca un hito en la historia de nuestra ciudad.
La despoblación y decadencia del barrio fue consecuencia de una serie de factores entre los que se considera la construcción de un nuevo puerto próximo a la zona urbana y al ferrocarril y al paulatino traslado de las actividades comerciales y administrativas al centro de la ciudad.
Debe sumarse a esto el agotamiento de los yacimientos más próximos que encareció el proceso, de todas maneras, ya obsoleto.
El quinto Cuartel HOY
A nuestros días han llegado algunas viviendas y hornos de cal en ruinas, lo que sumado a la dispersión original del asentamiento hacen que la zona sea algo difícil de delimitar, pese a lo cual se reconocen sub – áreas bien claras del núcleo original: 1) la plaza y su entorno y 2) el extremo SO del barrio, donde un grupo de construcción conforman una calle que desemboca en un espacio cuadrangular delimitado en tres de sus lados por construcciones.
El área aloja viviendas cuya particularidad consiste en conformar una tipología propia, con características diferentes a las existentes en la zona en la época de construcción.
Estas viviendas son producto de la transferencia de conceptos, forma e imágenes culturales de origen europeo. Constan de un cuerpo de dos plantas, de contorno rectangular, al que se le adosa a veces un segundo cuerpo de una o dos plantas, que aloja locales de servicios.
La planta baja la forma una habitación principal y una o dos habitaciones de dimensiones menores, comunicadas entre sí y aventadas en dos de sus lados, ya que los locales ocupan el ancho de la casa. La habitación principal es la única que tiene comunicación directa al exterior por los dos lados.
Una escalera exterior de madera conducía a la planta alta, conformado por un único ambiente. Las fachadas son de gran simplicidad planimétrica sin molduras, excepto la cornisa que remata las mismas y sirve de “apoyo” al tejado.
El ángulo que conformaban el cuerpo principal y el de la cocina definía el patio, opuesto al ingreso principal. Este patio tenia solado de ladrillos y estaba cubierto por un parral, ubicándose también el acceso a la planta alta.
Algunas viviendas poseen sótano, que servía, de bodega, con acceso desde el interior, como también algunas tienen un tercer nivel o planta, de escasa altura conformando un ático que supuestamente servía de depósito o desván.
Preservarlo
A mediados de la década del ’70, por iniciativa de la Comisión Municipal de Turismo de Victoria y a través de la Dirección de Turismo de Entre Ríos, se trazó un plan de acción respecto al Quinto Cuartel.
Así se dictó una Ordenanza Municipal por la cual se lo declara Reserva Histórico – Arquitectónica, prohibiéndose toda modificación esencial a los edificios que lo integran.
Al mismo tiempo, a través del Consejo Federal de Inversiones (C.F.I.), se efectuó un estudio integral del paraje, con propuestas concretas para su puesta en valor turístico, tales como: preservación de los edificios de mayor valor; determinación de circuitos turísticos internos; señalización acorde; centro de exposición de rejas; museo de la colonización vasca, restaurante y confitería típica; etc.