En la Semana Santa del año 1898, la lancha de la Sub-Prefectura del Puerto de Victoria que recorría las islas y riachos de su jurisdicción, encontraba en el arroyo Timbó Blanco casi a su desembocadura en el Paranacito a otra lancha a vapor, la "Fly Fly", que tripulada por unos cuantos jóvenes de Rosario, se dirigía a Victoria, adonde los excursionistas que la tripulaban, se proponían pasar las vacaciones de las fiestas de Pascuas.
El arroyo de Timbó Blanco es un brazo del Timbó Colorado y este a su vez un brazo del Paranacito, del cual se desprende casi en sus orígenes, y vuelve a juntarse con él, después de Haber descripto dos grandes curvas, formada cada una por ambos Timboes, que vuelven al brazo principal del que se destacan, que es el Paranacito, a la altura y a pocas kilómetros, en línea recta, de los antiguos campos Godoy, hoy sucesión de Dra. Flavia G de Atencio, en el punto donde se desprende del mismo Paranacito el arroyo Boca Sucia, que viene a desembocar en el Garbón Grande, un brazo del cual, denominado Garbón Chico, viene finalmente a desaguar en el Riacho Victoria a pocas cuadras de las casillas del Resguardo, situada en el mismo Puerto de esta ciudad.
La Fly-Fly llevaba a su bordo, como práctico, a un viejo morador, de nuestras islas, quien, tomando en cuenta la pequeñez de la embarcación, no vaciló en aconsejar a los excursionistas, de arrastrar la embarcación a un punto por el cual los isleros sabían arrastrar siempre sus botes y canoas, llamado por ellos el arrastradero del Campana, asegurándoles que podían así trasladarse fácilmente del Campana al Timbó Blanco y evitarse una vuelta inmensa que habrían tenido que dar para llegar al punto al que se dirigían.
Todas estas explicaciones las recibió el Sub-Prefecto de nuestro Puerto, que era entonces Don Angel R Piaggio, quien penso inmediatamente que el hecho merecía alguna atención y que él, en su carácter, debía dedicársela.
Así lo hizo, y después de dos o tres viajes llevados sucesivamente a cabo, el arrastradero del Campana; después de haber sondado ambos arroyos unidos entre sí por el arrastradero, reconoció la posibilidad de formar, en dicho punto, un canal que facilitara la navegación, entre Rosario y Victoria, a los pequeños buques, que para trasladarse de un punto a otro, debían ir a buscar por el Riacho San Lorenzo el Riacho Victoria o viceversa.
De por sí y ayudado por varios amigos a quienes comunicó su idea, trazo el Sr. Piaggio, con el conocimiento que él tenia de los arroyos y riachos de su jurisdicción, y con los datos que consiguió de isleros muy banqueanos de los meandros formados por los arroyos de nuestras islas, un pequeño mapa de la región que tenía a su cargo, en el cual hizo figurar todos los riachos, arroyos, islas y lagunas, indicando el punto preciso del arrastradero que podía transformarse en canal, y remitió ese plano a la Prefectura General Puertos, pidiendo, oficiosamente, el permiso de intentar la prueba, con los marineros de su repartición, cavando, a punta de pala, un canal rudimentario.
El permiso le fue concedido, y después de un último viaje al punto determinado, que efectuó acompañado de algunos técnicos y varios amigos, en el cual todos reconocieron la posibilidad de abrir, en dicho punto, un pequeño paso para la lancha de la repartición y para los botes y canoas de los isleros, acometió, con la ardorosa fiebre que da la esperanza de un feliz resultado, la obra, y en el silencio de la "Isla Del Pillo" sonaron los primeros golpes de pala que dieron vida a una obra, cuya conclusión no se a conseguido aun después de diez años, y que, de llevarse a feliz término, como es de desear y esperar, seria la principal arteria de vida para dos de los mas ricos departamentos de la Provincia de Entre Ríos.
Esto sucedia en los primeros dias del año 1899.
Concluimos aquí la introduccion a la primera pagina de la historia del Canal Piaggio, publicando con este motivo varios fotograbados de los muchos viajes de estudio practicados a la obra en ejecución, en el momento algido en que la fiebre de las iluciones y de las esperanzas, se habia apoderado tanto de la ciudad del Rosario como de la de Victoria y cuando, adelantados los trabajos, fue abandonado totalmente el primer corte rudimentario y ejecutado, algunas cuadras mas arriba, el corte actual, por el cual han podido pasar muchas lanchas y vapores y hasta vapores de gran tamaño y de mucho calado, como el "M. Zolezzi" que acompañado de los vaporcitos "Santiago M." Y "Antonio" vinieron a Victoria en la feliz sircunstancia en que el Gobernador de Entre Rios, Dr. Enrique Carbo, efectuo el dia de Pascua 12 de abril de 1903 su primera visita a las obras del canal, acompañado de su inteligente secretario de Estrado el Ingeniero Don Alberto Mendez Casariego.
Publicamos también el retrato del armador Sr. Don Miguel Marquez, que fue el Presidente de la " Comisión Popular Pro-Canal Piaggio" que se formo en esta ciudad, y que fu uno de los primeros y dinos ciudadanos que concedieron eficaz e ilimitada protección a la grande empresa acometida por el Señor Piaggio y por unos pocos amigos de este, presa el también, del entusiasmo que entonces hacia latir violentamente el corazón de los habitantes de esta ciudad, creyendo haber por fin encontrado el medio de romper los eslabones que la aherrojaban, como Prometeo, al escallo desde su atónita mirada se extendía sobre esa grande planicie de tierras y aguas que la separan, por medio de cincuenta kilómetros en línea recta del segundo puerto de la República y que no le era dable poder aprovechar de ningún modo, debiendo, para salvar esos cincuenta kilómetros, evitar cuidadosamente esa inmensa e inútil extensión de tierra, surcada por miles de arroyos, canales, riachos y riachuelos, y dar una vuelta mas larga que el viaje directo de Victoria a Buenos Aires, calculando en noventa leguas aproximadamente.
El nombre del armador Sr. Don Miguel Marquez las extensas vinculaciones comerciales de su firma con las principales empresas de navegación y con el comercio de los demás puertos fluviales, fueron para la comisión que el supo dignamente presidir, una verdadera bandera, alrededor de la cual se agruparon, en esta, todos los hombres de buenos deseos, todos los buenos hijos de Victoria que no quieren y no desean mas que la fortuna y el progreso de esta ciudad, y a la sombra de esa bandera, justo es consignarlo en una pagina histórica, se realizaron e los primeros días y en aquellos tiempos verdaderos milagros de actividad, de emprendimiento y de audacia, conquistando los primeros éxitos y consiguiendo los primeros triunfos.
Haciendo la merecida justicia al valioso contingente que el Sr. Don Miguel Marquez llevó a la obra cuya historia emprendemos con el fin de dejar memoria de las batallas que, en otros tiempos, libro Victoria para formar el porvenir de su comercio y de sus industrias, publicamos, al puesto de honor, el retrato del primer presidente de la Comisión Popular "Pro- Canal Piaggio" tributándole, desde las modestas columnas de esta revista, un sincero aplauso, el aplauso que merecen todos los hombres de buena voluntad, cuando al triunfo de una idea que significa un rastro de progreso y adelanto para la vida de los pueblos, sacrifican sus ideales, y dedican a ellas todas sus actividades, todas sus energías y la inquebrantable constancia de sus propósitos.
Fuente bibliográfica: Vida Victoriense (revista mínima) Literatura, Ciencias, Artes, Variedades Año I nº 12 Editores Zuázaga & Silva, Victoria, E. Ríos. Mayo de 1908.
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