El habitante primitivo
En “Historia de La Matanza-Victoria”, se señala que “las tribus que poblaron el territorio entrerriano se consideran divididas en dos grandes grupos: chanás-charrúas y guaraníes.
“Los charrúas que ocuparon primeramente la Banda Oriental se desplazaron hacia las costas del Paraná distribuyéndose en la región central. Aquí se los reconoce por minuanes. Los chanás invadieron el Sur y la costa paranaense tomando distintas denominaciones: chaná-timbú, chaná-beguá, chaná-timbué, etc. Todos pertenecen al mismo grupo étnico chaná-charrúa, hablan la misma lengua con formas dialectales distintas, tienen semejantes caracteres físicos, costumbres, hábitos morales y sociales”.
Respecto a su aspecto físico dice: “más bien altos, robustos, ágiles, de tez bronceada, muy curtidos por el sol y la intemperie. La cara más bien alargada de pómulos salientes, frente estrecha, ojos hundidos muy negros, nariz de ventanas anchas, boca de labios gruesos. No se cortaban el cabello ni lo lavaban. Era lacio, hirsuto, de aspecto verdaderamente salvaje. Lo retenían frecuentemente trenzándolo”.
Más adelante la obra presenta un detalle de su sistema de vida, que fueron nómadas y las tribus gobernadas por un cacique, elegido generalmente por su valentía, aunque prácticamente desconocían el sentido de autoridad; más bien obedecían al hechicero porque alejaba los males y curaba las enfermedades. Carecían de sentimiento religioso.
No dejaron un legado importante debido a que no edificaban casas sino chozas transportables, no cultivaban la tierra y como alfareros fueron muy rudimentarios. Precisamente los yacimientos arqueológicos hallados constan de piezas de alfarería, principalmente en los enterratorios.
Los hombres iban totalmente desnudos o cubiertos apenas con un taparrabos, y solían cubrir sus espaldas con el toropi de cueros de lobito, nutria o carpincho que les llegaba hasta los talones. Perforaban el cartílago de la nariz o el labio inferior e introducían un trozo de hueso o metal afilado. Las mujeres usaban una especie de camisa larga con dos agujeros para sacar los brazos.
Solían andar descalzos o con una suela de cuero atada al pie. Se tatuaban el rostro y se pintaban el cuerpo para ir a la guerra.
Una de las principales virtudes de estos habitantes primitivos, es su capacidad para la caza y la pesca. Se alimentaron de carne asada de animales salvajes y abundante pescado. También consumían frutas silvestres y practicaban un escaso cultivo de maíz y zapallo.
Conocieron la flecha, el arco, el garrote y la lanza. Afilaban puntas de hueso o madera.
Fueron polígamos si bien se reunían en familias.
Eran tristes, rara vez se reían, no fueron de orgías ni fiestas frecuentes. No conocieron la música ni el canto.
El destino de estos hombres indómitos y rebeldes fue la extinción a través de dos siglos sin someterse ni a los conquistadores ni a los misioneros. Fueron necesarias cruentas expediciones para desalojarlos de las tierras que ocupaban y que defendieron palmo a palmo.
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