Nuestra plaza principal – así se llamaba- en su origen fue potrero, un cuadrado de árboles autóctonos donde pastaban las lecheras de los vecinos y había un pozo de balde que les suministraba agua. Así reza la crónica. (Asociemos que en la plaza de Mayo de Paraná se descubrió una cisterna). Pero en esa plaza, el 25 de Mayo de 1822, se juró Independencia y se canto por primera vez la Canción Patria, dirigida por el maestro de escuelas. Se recitaron, al decir de la Srta. Beatriz Bosch, los primeros versos leídos en Entre Ríos.
En los primeros tiempos del pueblo, las distancias se median tomando como punto de referencia la Plaza. Los títulos de la época dicen… a tres, seis, diez cuadras, etc., de la Plaza Principal hacia el este, el oeste, etc., según fuese el rumbo. Porque las calles no tuvieron nombre ni numeración hasta 1876.
El primer edificio de ladrillos construido frente a la Plaza fue la Escuela Graduada de Varones (1849, hoy Club Social), mandada a construir por el Gral. Urquiza, la casa de Juan Pío Godoy (hoy de la Srta. Juana Cuneo). El Templo fue hasta 1875 un rancho pajizo.
En 1853, el 9 de julio, en esa misma plaza el Comandante Casto Domínguez y el Juez de Paz Miguel Menchaca, tomaron juramento de fidelidad a la Constitución recién dictada. Se labro un acta que firmaron todos los vecinos congregados, 980 en total.
En 1871, Miguel Gerónimo Galarza, que venia e derrotar a López Jordán, mando levantar en el centro de la Plaza una pirámide, diseñada por el agrimensor Francisco Madariaga y construida por Don Domingo Ravagnan y los soldados de la División Victoria, idéntica a la que en Concepción del Uruguay se había construido en homenaje a Francisco Ramírez en 1827.
Instalada la Municipalidad en 1873, en las esquinas de las hoy calles San Martín y Sarmiento, se inició el proceso de remodelación de nuestra Plaza. Se arrancaron los árboles autóctonos. Se construyeron las diagonales y calles de baldosa roja. Se plantaron avenidas de paraísos. Según me relató una anciana amiga, la Plaza era paseo obligado. Pero muy selectivo. En las diagonales del centro paseaban las "niñas bien" y en las calles exteriores "el medio pelo".
La Banda amenizaba las retretas desde a estatua de la Libertad.
A fines del siglo los italianos, siempre progresistas, encargaron a D. Francisco Piaggio comprara en Italia la estatua de la Libertad y los Cuatro Continentes, que ornamentaron y remozaron la Pirámide.
También a fines de siglo la Sociedad de Beneficencia realizaba sus Kermesses de Caridad en la Plaza. Pero quiero reproducir textualmente la crónica aparecida en "Vida Victoriense" Año 1, N° 14, del 1° de junio de 1908. "A las 8 de la noche del Lunes 31 de Diciembre de 1899, la lancha VIGIA entraba en el puerto de Victoria, regresando de su primer viaje a Rosario. Era la ultima noche del siglo XIX.
En la Plaza Publica, los expedicionarios fueron recibidos por la bulliciosa concurrencia que celebraba la elegante Kermesse que había organizado la Sociedad de Beneficencia, bajo la inspiración y dirección de uno de los expedicionarios regresados, el Dr. Isidoro Ruiz Moreno. – Y los doce campanazos que anunciaban la conclusión definitiva del viejo siglo y el surgir aureolado de esperanzas y promesas del nuevo, sorprendían a los expedicionarios alrededor de una mesa del improvisado Hotel de la Kermesse, atendido, en nombre de la Caridad, por angelicales criaturas, con una copa de espumante champagne en la mano, rodeados de numerosos amigos, celebrando el feliz regreso y haciendo fervientes votos para la realización de la obra, cuya piedra fundamental acaba de colocarse, bien cimentada en la hermana ciudad de Rosario.- En ese mismo momento los estruendos de las bombas y de los cohetes y la algazara del numeroso público que llenaba la plaza y electrizaba la fiesta, despedían al siglo XIX y saludaban al siglo XX, mientras de la ancha puerta el Templo, un rayo de vívida luz inundaba la calle y el suave murmullo de la piadosa plegaria, que los creyentes alzaban al Dios de la misericordia, para agradecerle y suplicarle sus bendiciones en ese supremo momento en que dos siglos se daban la mano, esparcían una nota de melancólica tristeza en el ánimo de todos."
Allá por 1910, el Intendente de turno hizo arrancar los paraísos y remodelar la Plaza dentro de un estilo francés- italianizante que hiciera "pendant" con la municipalidad. Cambió la baldosas por mosaicos. Para esto, en 1910, el Intendente ordenó demoler la Pirámide de la Libertad, y trasladarla a Plaza Belgrano. Tarea que se cumplió de noche porque las solicitadas en contra arreciaban y el pueblo amenazaba con una poblada para defender su Pirámide, que simbolizaba un período de nuestra historia intestina. Se la sustituyo por la estatua ecuestre de San Martín, regalada por el Gobierno de la Provincia con motivo del centenario de la Patria. Se levantó un pedestal de mármol, construido por la empresa de Angel Balbi.
En 1918, las Colectividades Extranjeras realizaron un gran acto-homenaje al Triunfo de los Aliados, en el que pronunció un discurso el Profesor Julio Maggio que hizo "época" , por su ilustración y galanura. Durante su intendencia Don Federico Ravina mando construir el kiosco de a Banda Municipal.
Desde entonces a nuestros Intendentes nada los detiene. Ni la historia, ni los decretos, ni el respeto por la obra de sus predecesores!.
En años más recientes, allá por el 45, se rodeó la Plaza de los pinos. A los pocos años hubo que sacarlos porque no dejaban ver la Plaza por dentro y viceversa. Después arrasaron los plátanos pretexto de la alergia.
Un escribano, consejero municipal (por supuesto no nacido en Victoria) intentó sacar las palmeras. Un Intendente del Proceso remodeló la Plaza. Sacó las columnas francesas que armonizaban con el estilo y las "regaló". Puso farola musicales y construyo una fuente de líneas rectas.
La Plaza de Mayo de Paraná ha sido remodelada pero a nadie se le ocurrió sacar las columnas francesas (tampoco ea oriundo de Victoria). Mas recientemente, un Intendente, con pocos años de residencia, nos llenó de globos luminosos que junto con la fuente se dan de "punta pies" con el estilo francés de la Plaza.
Y ahora ¡Oh Dios mío!, estamos cambiando el ladrillo rojo por pedregullo blanco. El verde es un color "frío" en la escala de colores.
Así lo dice Cordova Iturvuru en su libro "Como mirar un cuadro". El rojo es vida, alegría, dinamismo. El blanco es símbolo de pureza. Es color para los altares, para las novias… pero es frío. Es color para la Soledad.
La Plaza y algo más…
A principios del siglo se construyó frente a la Plaza la suntuosa mansión de la familia Atencio, que hoy conocemos como la casona.
Acostumbrada a visitar a la familia Atencio, Petrona , Laura, Lucrecia… una amiga que vivía en el campo y pasaba largos meses sin venir a la ciudad nada sabía del cambio acontecido.
Sentadas en el zaguán - pero por su elevado nivel permitía observar muy bien el centro de la Plaza- departían las dueñas de casa y su visita.
Esta a cada momento, interrumpía la plática y miraba atentamente el centro de la Plaza.
Cuando llegó la hora de despedirse, su curiosidad no dio para más, se puso de pie y dirigiéndose a su amiga le dijo:
"Decime Petrona, quien es ese mocito que se ha entrado a caballo a la Retreta?…
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